Tarde pero llegó, la duodécima entrega de este periplo fotográfico por el desconfinamiento y a sus fases. Ayer, me llegó una tarjeta de 256GB que había pedido hace dos años y que se había extraviado, se ve que ahor en los aeropuertos hay tiempo para rebuscar en objetos perdidos, o en los servicios de mensajería para mirar de encontrar bien las direcciones de entrega. Como siempre hago, por seguridad, formatee la tarjeta y me decidí a pasar todo el contenido de mi ordenador, que ya estaba hasta el límite, como también la tarjeta que tenía 32GB. La mala suerte es que esta tarjeta, se ve, que ha llegado con algunas secciones dañadas. La consecuencia, que todo el material que tenía revelado, ha vuelto a su estado de foto RAW (foto sin revelar) y que las fotos que tenía que publicar ayer por la noche, que como veréis son muchas y en color, al fin llegó el color a este blog, que ya estaban reveladas, al pasarlas a la tarjeta, también habían llegado dañadas y eran ilegibles por parte del sistema.
Bueno, uno piensa, ahora o mañana cuando pueda solucionar esto, no habrá demasiada diferencia, porque, por suerte, no habían desaparecido ni habían sido dañadas las fotos base, pero, por la noche sufrí una leve pero dolorosa gastroenteritis, que me ha dejado fuera de juego hasta esta tarde. Cuando he podido, me he puesto al revelado, sencillo pero a veces no hace falta más que exponer lo que ves, sin dar ni quitar más o menos color.
Por raro que parezca, el polígono de POIMA, que como veréis en las fotografías, fue el lugar que elegí para mi paseo, fué un paseo plácido, sin casi ruidos, con una cantidad de circulación de vehículos, casi comparable con la de un domingo por la mañana. Eso me hizo pensar en la idea de darle color a las fotografías, porque las zonas de trabajo, es donde se ve más cordura. Bien es cierto, que no entre en ninguna empresa para comprobar si cumplían o no las medidas de seguridad, pero el movimiento de las personas, a las entradas de los supermercados que pase durante mi paseo, era fluido y sin aglomeraciones. Eso hizo que me relajase y provocó que también todas y cada una de las fotografías estén hechas en modo manual, con enfoque manual, cosa que, quitando ciertas fotografías, como los contraluces de Santa María, o alguna que hice el mismo día buscando una clave baja (buscar el punto más oscuro posible, que te permita reconocer, como mínimo los perfiles de lo que fotografías), no había hecho desde el principio de este periplo.
No habrá paseo del decimotercer día, porque hoy no he salido para nada, pero si una pequeña sorpresa en forma de cuatro fotos que, personalmente, y aunque el fondo sea muy reconocible para los que han estado viendo mis fotos durante este confinamiento, son muy curiosas y creo que de una gran belleza.
Un saludo y hasta el paseo del decimocuarto día.
























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