Hoy, para mi paseo, he regresado a la zona centro, la paradoja es que, al contrario que en la normalidad que nosotros conocíamos, ahora el centro de Mahón es tranquilamente transitable, sin aglomeraciones de gente, sin insensateces ni falta de lógica a la hora de cruzarte con otras personas, parece que las personas, en su estado de confinamiento hayan ido desarrollando un sentido de estrés hacia la necesidad de hacer deporte porque sí, y se hayan olvidado de que un paseo relajante puede ser más beneficioso que un exceso de ejercicio, el cual te puede volver a llevar a la cama, irremediablemente.
En cierto modo, la necesidad de libertad, nos ha hecho pensar, que cuanto más tiempo salgamos y más distancia recorramos, estamos recuperando el tiempo perdido en este estado de confinamiento, dejándonos atrás, los pequeños detalles, detalles que hoy que querido mostrar, otra vez en su totalidad en blanco y negro, como la diferencia de fotografiar Sant Francesc en automático y con mucha luz, o hacerlo casi solo viendo las luces que lo iluminan, los detalles, de las calles prácticamente vacías y la belleza de rincones pequeños que siguen conservando carteles como el de "Prohibido el paso de carruajes y ganado", en una callejuela angosta y casi claustrofóbica que se adentra desde la calle Isabel II para ofrecernos una salida al puerto de Mahón.
Muchos pensaréis que las fotos están excesivamente oscuras, pero sigo reflejando en ellas mi visión personal del panorama que nos espera, y siendo sincero, lo veo muy oscuro, muy tenue, muy incierto.













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